Un toque rústico

Cazuelas de barro de nuestras abuelas, jarrones antiguos, comederos de animales y hueveras pueden aportar un toque rústico a nuestra colección de suculentas.

Estos elementos que podemos encontrar en rastrillos, tiendas de segunda mano, centros de antigüedades o en casa de los abuelos, se convierten fácilmente en macetas donde las plantas suculentas pueden vivir. Al ser plantas que no necesitan mucha tierra y que desarrollan, en su mayoría, raíces poco profundas, son contenedores totalmente aptos para ellas.

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Estos Sempervivum viven en una cazuela de barro que antes había estado en una cocina. Al no tener agujero de drenaje hay que controlar más el riego y procurar no dejarla expuesta a la lluvia.

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Comederos de gallinas o conejos, rescatados de antiguas granjas o de nuestros antepasados que tenían animales en casa, también pueden tener nueva utilidad convirtiéndose en macetas originales.

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Las reliquias más pequeñas son ideales para bebés de suculentas que propagamos en casa.

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Jarrones y jarras de otras décadas  combinadas con suculentas colgantes, como el Senecio rowleyanus o el Sedum morganianum pueden lucir espectaculares.

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Incluso una huevera puede ser una maceta para pequeños esquejes de suculentas.

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Descubrir, rescatar, revivir, buscar lo auténtico y distinguirse del resto. Estas piezas consiguen todo esto y consiguen que, por su historia y por su pasado, las valoremos aún más.

Os deseo un feliz día! Y si encontráis alguna, plantadle una bonita suculenta y colocadla entre vuestra colección de plantas. El resultado os va a sorprender.